miércoles, 5 de octubre de 2016

A LOS GEMELOS. Concepción, Junio 2016

Porque la vida imita a los viejos cuentos de brujas y de espadas. Tal es el rostro que las generaciones imprimieron a golpes sobre la roca de los tiempos. Tal es nuestro rostro, entonces. Entonces te contaré una historia falsa. Falsa pues traiciona la superficie de los hechos. Falsa pero fiel al insondable abismo del hecho verdadero: el viejo mito, la flor azul e inexistente, más real que todas mis certezas.   
 
A ti y a la vasta sombra que he entrevisto de tus luces. Y a los gemelos que el zodiaco nos dice que habitan en tu pecho. A ellos y a sus sombras. Y a las luces de esas sombras: los dioses y demonios que en legión habitan los continentes de tu alma. A ellos quiero conocer. Y que se conozcan con mis hordas y legiones. Y que hagan el amor como si guerra fuese , y que  a la guerra vayan, de amor plenos.
Sucede que soy hijo del fuego y en mi alma siempre hay un incendio. Trabajo en las bodas del cielo y del infierno, como novia y como novio: nosotros anhelamos la cadena  libérrima del amor, nosotros buscamos la paz eterna y fraterna.  Pero mi naturaleza busca y anhela paz y amor en el relámpago, en el terremoto, en la tromba y en el siniestro. ¿Y acaso no habitan también ahí, en su contrario, como en mi brasa habita el hielo y en mi tierra el viento?

  

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